Katrina Kunetsova: la peripecia hacia la kénosis nepomucénica

Katrina, aparte del huracán, tiene nombre de cardenal, no sé si a ustedes, pero si hablamos de teología a mí me suena a madre superiora de alguna secta o doctrina ortodoxa polaca, pero me equivoco. Katrina no es para nada una señora rígida y amargada, Katrina Kunetsova es todo lo contrario, una mujer a mediados de los treinta años, tierna, sensual, seductiva, una actriz porno singular. Katrina Kunetsova, de Praga, en búsqueda de la redención del alma, camino al mar, devota y hecha a semejanza de San Juan Nepomuceno, relata vía conferencia de prensa el calvario de su kénosis (vaciamiento religioso de la propia voluntad) y la razón que la lleva a dejar la industria pornográfica definitivamente.    

El sincretismo, la veneración y la obsesión por los milagros de San Juan Nepomuceno han llevado a Katrina a discernir entre sueños y manifestaciones paranormales, presentes en su ropa interior, la verdadera ruta de su vida. El ejemplo y la lengua mutilada del santo, como emblema y símil de lo que le acontecerá, la arman de valor para enfrentar su decisión; sin embargo, no lo quiere hacer sola, así que, entre sus amantes –algunos más carismáticos que otros-, pretende hallar la compañía de su vida, el amor verdadero.  

Katrina (Kareen Spano), desde el principio, impacta con su presencia a todos los espectadores, su sola mirada infunde ternura y la travesía de un alma cansada de buscar. Durante la conferencia nos narra sus aventuras sexuales con los hombres de su vida que terminan maltratando su corazón, su bolsillo y su vagina. Katrina nos lleva por su experiencia en búsqueda del amor con un discurso pausado y lineal, interrumpido por raccontos algo anunciados. De entre todos sus amantes, quien más destaca es Iván “El Grande” (Luis Baca) que con su juventud narcisista y su sonrisa hueca roba risas y transmite comicidad y “cierta inocencia”; luego Kosta Ivanovic (Sergio Paris), a la altura de su papel, el “desvirgador”, arrogante, desvariado, obsesivo, tal cual expresa el texto; y, Jacobo Todoterreno (Gianni Chichizola), físicamente exacto, a veces quieto y poco expresivo. Sin embargo, no todos los hombres quedan mal, Katrina tiene un aliado, el Doctor Svoboda (Hernán Romero), especialista en la industria, que coopera con la protagonista contra la decepción y tragedia, e incluso receta -cabe decir que previene de los efectos secundarios-  la clave que liberará a Katrina de su calvario, un papel muy bien desarrollado. Y, por último, su redentor: Juan Nepomuceno (Claudio Calmet), de una aparición breve –pero bastante mencionado-, sorprende con su presencia en el momento que la puesta lo requiere, ideal para la resolución de la trama.

Sobre la puesta. La dirección de un texto propio no es cosa fácil. Esta vez, no hubo mucha variación de la lectura que se realizó en el Festival Sala de Parto (2013), incluso en el texto mismo, pero tiene tanta intimidad, fuerza, valentía que al escucharlo vez tras vez parece siempre nuevo. Por otro lado, las luces no tienen mucha funcionalidad, la utilería –los muebles, el piano, por ejemplo- no son imprescindibles. En conclusión, el montaje (teatral) de Katrina Kunetsova y el Clítoris Gigante congrega esa picardía y aspereza sin tabúes que nos mantienen al tanto y que en ciertos momentos cuesta seguir escuchando porque las sensaciones se incorporan en nuestra misma piel. Una obra dura, entretenida y fantástica sin reservas que no se deben perder.

Ficha teatral
Katrina Kunetsova y el Clítoris Gigante, de Patricia Romero
Dirección: Patricia Romero
Elenco: Kareen Spano, Luis Baca, Sergio Paris, Gianni Chichizola, Claudio Calmet y Hernán Romero.
Producción: Magno Teatro.
Lugar: Teatro de la Alianza Francesa (Av. Arequipa 4595, Miraflores)
Entradas: S/. 40 (general) y S/. 25 (estudiantes y jubilados). De venta en Teleticket (de Wong y Metro) y boletería del teatro. 
Temporada del 24 de octubre al 17 de noviembre de 2014

CHRISTIAN SALDÍVAR 
Crítica Teatral Sanmarquina

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